"Invito a los líderes de todos los partidos políticos, así como a los líderes religiosos y civiles a que pongan de lado nuestras diferencias y se unan. Lo que nos une es más fuerte de lo que nos podría dividir. Comencemos un diálogo nacional. Pongamos la economía en primer lugar. Pongamos a la gente primero", declaró Mnangagwa, citado por la oficina presidencial en Twitter.

El mandatario justificó las medidas tomadas por su gobierno para estabilizar el mercado del combustible.

"Hace una semana, anuncié medidas para estabilizar el suministro de combustible vital para nuestra nación. Era consciente de que estas medidas pueden ser impopulares, pero no era una decisión que tomamos a la ligera. Era lo correcto", afirmó.

Las violentas protestas que siguieron, según Mnangagwa, son la vía equivocada.

"Todos tienen derecho a protestar, pero esto no fue una protesta pacífica. Violencia sin sentido y destrucción cínica, saqueo de comisarías, robo de armas y uniformes, incitación y amenazas de violencia. Este no es el camino zimbabuense", subrayó.

Al mismo tiempo, el presidente prometió castigar a los responsables de posibles abusos cometidos en la represión de los manifestantes.

"La violencia o la mala conducta de nuestras fuerzas de seguridad también es inaceptable y es una traición al nuevo Zimbabue. El caos y la insubordinación no serán tolerados. La mala conducta será investigada. Si es necesario, rodarán las cabezas", advirtió.

Las protestas en Zimbabue estallaron el 14 de enero, después de que el gobierno decretara una subida del precio del combustible en un 200%.

La coalición de grupos de derechos humanos Zimbabwe Human Rights NGO Forum estima que al menos 12 personas murieron, decenas resultaron heridas y más de 400 fueron detenidas durante la represión de las protestas.

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