La empresa rusa debe estar muy contenta de los ingresos generados por la venta de los hidrocarburos, sugiere el medio, pero además del tema económico, el aumento de las ventas señala "una victoria política" sobre las tentativas de Bruselas de sustituir la energía rusa.
Dentro de Europa, los que más gas ruso consumen son Alemania y Austria, y también Francia aumentó sus compras en un 6,8%, según Gazprom. En total, la empresa rusa asegura un tercio de las necesidades europeas del combustible azul.
Esta tendencia va en contra de los planes de Bruselas. El auge del gas natural licuado y la crisis en las relaciones con Moscú causada por el conflicto ucraniano, inspiraron a la UE a buscar proveedores alternativos, pero esos esfuerzos parecen haber sido en vano, apunta Euractiv.
El medio enumera los inviernos fríos, el agotamiento de los yacimientos regionales y el cierre de las centrales nucleares como factores clave detrás del alza de la demanda del gas ruso.
No obstante, Bruselas se mantiene en contra del aumento de la presencia rusa en su mercado energético, oponiéndose a los proyectos de los gasoductos rusos Turk Stream y Nord Stream 2, impulsados por Gazprom para responder a la creciente demanda.
"Es una esquizofrenia dividir la diplomacia y el mercado en Europa, pues el mercado elige el gas más barato en su producción y traslado al continente, que es el ruso", comentó Thierry Bros, un investigador del Oxford Institute for Energy Studies.
A su vez, Rusia no se limita a los gasoductos y acaba de lanzar la planta de gas natural licuado Yamal GNL con la que busca ampliar su presencia en este mercado también.
Mientras tanto, cualquier iniciativa de la Unión Europea para encontrar otros proveedores —o desarrollar nuevas fuentes— se enfrenta con una cuestión muy simple:
"Diversificar conlleva gastos adicionales: ¿quién asumirá esos gastos?", pregunta Bros.
Sputnik
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