Sin este buque no hubiese sido posible lanzar la bomba atómica sobre Hiroshima.
Un navío en misión secreta
La nave se hundió el 30 de julio de 1945 mientras volvía a San Francisco de transportar los componentes de la Little Boy, la bomba atómica que golpeó Hiroshima, a la isla de Tinián (en las Marinas), en el océano Pacífico.
De la isla, en aquel entonces ya una base militar estadounidense, fue de donde despegaron los aviones Enola Gay y Bockscar en agosto de ese mismo año en dirección a Hiroshima y Hagasaki.
Su carga, las piezas más grandes que después formarían parte de la bomba, fue subida al buque el 16 de julio de 1945 y guardada en cajas de madera.
"Entre ellas estaban los corazones de las bombas, el uranio 235", protegido en un contenedor de metal forrado de plomo, asegura Patrick J. Finneran, expresidente de la organización dedicada a recordar a los supervivientes de la tragedia. Ni siquiera la tripulación sabía lo que portaba el navío.
Supervivientes por los pelos
Aquel 30 de julio de 1945, el Indianapolis volvía a Estados Unidos con 1.196 marineros a bordo. Tras ser golpeado por tres torpedos japoneses, el buque se hundió en un tiempo récord: 12 minutos, que no fueron suficientes ni para dar la voz de alarma.
880 marineros murieron cuando el barco se hundió o tras días vagando a la deriva. Los 316 que lograron sobrevivir a la tragedia contaron más tarde que muchos de sus compañeros murieron deshidratados y que a algunos se los comieron los tiburones. Actualmente solo 22 siguen vivos, según el medio.
El hundimiento del buque se convirtió en la última gran pérdida en la guerra para Washington y en una de las catástrofes de mayor envergadura en toda la historia naval de Estados Unidos.
En la expedición se ha utilizado tecnología punta capaz de indagar a 6.000 kilómetros en las profundidades marinas. El equipo de investigación deberá ahora descubrir los secretos que esconden los restos del navío.
Reuters
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