Obras de arte valoradas en millones duermen ocultas en puertos francos

  08 Enero 2017    Leído: 1253
Obras de arte valoradas en millones duermen ocultas en puertos francos
Un limbo fiscal permite a gigantescos almacenes como los de Ginebra y Luxemburgo ocultar piezas para eludir impuestos

Los puertos francos son lugares donde agoniza la belleza. Da igual que semeje un asfixiante edificio negro y gris desplomado sobre el patio central de una cárcel. Ginebra. O proponga hechuras vanguardistas tejidas con vidrio u-glass (una de las pieles que recubre infinidad de museos). Luxemburgo. Hay algo que desasosiega. Quizá saber que tras las alambradas, puertas de acero, guardias y pastores alemanes, en cajas, a 21º de temperatura y una humedad del 55%, se ocultan millones de obras de arte. Suficientes para construir un inmenso museo y un nuevo relato de la historia que cambiaría nuestro entendimiento del pasado y nuestra relación con el presente.


Esos puertos varados en tierra son gigantescos almacenes que los multimillonarios utilizan para guardar oro, vino, antigüedades o arte sin pagar impuestos. La mercancía está técnicamente en tránsito y en este limbo fiscal puede vivir durante décadas. Solo el puerto franco de Ginebra cobija más de 1,2 millones de obras de arte, según una exhaustiva información sobre el asunto que publicó The New York Times. De hecho, se cree que guarda 1.000 piezas únicamente de Picasso. Aunque se sabe que hay cuadros de Klimt, El Greco, Rothko... El oligarca ruso Dmitry M. Rybolovlev llevó hasta allí su colección de 2.000 millones de euros, que incluye desde Les noces de Pierrette (1905), del genio cubista, hasta un Salvator Mundi, la última obra atribuida a Leonardo da Vinci. Pero ya no están. Tras denunciar a su antiguo asesor, Yves Bouvier, conocido como “el rey de los puertos francos”, por presunto fraude, las piezas andan —acorde con el diario estadounidense— en Chipre. Y junto al rechazo moral que provoca ocultar un patrimonio que debería compartir toda la humanidad se añade la elusión fiscal y el blanqueo. ¿Se han convertido estos espacios en una franquicia de lo ilícito?

"Siempre aconsejo a mis clientes que se mantengan alejados de los puertos francos. Básicamente lavan dinero de la manera más limpia y refinada. Y si no lo blanquean, intentan eludir el pago de impuestos, que es otra variante del lavado", critica Todd Levin, presidente de la consultora de arte Levin Art Group. Esta es la mala reputación que, como el alquitrán, se pega a estos contenedores de lujo y contra la que David Arendt, director general del puerto franco de Luxemburgo, alza la voz. "Todos los bienes que entran y salen hay que declararlos en los servicios aduaneros, que comprueban en los ficheros de la Interpol, y de otras policías internacionales, que esas obras no son robadas o expoliadas”.

Desde este año, Suiza ha prohibido las transacciones en metálico que superen los 100.000 francos suizos (91.500 euros). Los pagos por encima de esa (elevada) cantidad tienen que efectuarse con tarjeta de crédito, con lo que el dinero ilícito deja rastro. Además, los clientes del puerto ginebrino deberán permitir inspecciones adicionales de cualquier pieza arqueológica que guarden. Hace dos años los carabinieri (policía italiana) descubrieron en ese puerto dos rarísimos sarcófagos etruscos y 45 piezas arqueológicas expoliadas, envueltas en papel de periódico de los años setenta.ElPais

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