La misión encargada a Kyaw Tin no es habitual de las autoridades birmanas, y su objetivo sería tratar de revertir en lo posible uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la líder en la sombra del Gobierno birmano.
El 29 de diciembre de 2016, Bangladés cifró en 50 000 el número de rohingyas que habían entrado en su territorio en solo tres meses y exigió el cese de la persecución de esa minoría en Myanmar.
El ministro de Asuntos Exteriores de Bangladés, Kamrul Ahsan, presentó una queja verbal al embajador birmano en el país, Myo Myint Than, para que repatríe a los miles de rohingyas que han atravesado la frontera huyendo de la violencia.
Según los informes, la mayoría de los musulmanes rohingyas residentes en Bangladés se han refugiado en asentamientos improvisados, campamentos oficiales de refugiados y aldeas en el distrito turístico de Cox`s Bazar (sureste).
La represión militar contra los rohingyas en Myanmar se volvió más virulenta como represalia por el asesinato de nueve policías en octubre, del que las autoridades birmanas acusaron a milicianos de esa minoría, aunque estos lo negaron. Desde entonces la población ha sido objeto de ejecuciones sumarias, violaciones e incendios deliberados de aldeas enteras.
Más de 100 personas murieron y más de 20 000 civiles se vieron obligados a abandonar sus hogares y huir a los países vecinos.
Organismos internacionales como Amnistía Internacional califican de crímenes contra la humanidad las atrocidades cometidas por el Ejército birmano contra los rohingyas.
HispanTV.es
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